Era una fiesta perdida por prohibida. Franco y la Iglesia tuvieron mucho que ver en la represión de esta expresión popular.  

Por supuesto que por esta y otras muchas razones, aunque nos costó al principio mucho trabajo, hemos también recuperado estas fiestas.

Normalmente se hace en un fin de semana entre finales de Febrero y principio de Marzo, siendo el sábado el día de los disfraces, con baile y premios al mejor disfraz individual y colectivo, y el domingo con la celebración del Domingo de Piñatas que consiste en romper búcaros que están llenos de sorpresas y luego más tarde la actuación de varias chirigotas locales y comarcales.

Esta fiesta ha ido ganando en fuerza por las enormes posibilidades que ofrecen a las personas de representar por un día, con su crítica o con la identificación de un personaje o una causa, lo que más detestan o aprecian y también por la capacidad de enganche que ya tiene la fuerza de la primavera.